El “flujo” en la pŕactica de yoga es la ausencia de resistencia. Tu respiración es una energía en bruto que te recorre como un viento purificador. Gracias a la coordinación de los movimientos con la respiración el practicante comienza a fluir y a eliminar capas más y más profundas de resistencia.

La respiración te lleva hasta tu límite y te mantiene en el, dándote una oportunidad par atravesarlo, superarlo e ir adentrándote en nuevos territorios físicos y mentales.

En las asanas es importante la suavidad en la ejecución ya que estamos movilizando energía interna. Gracias a la suavidad la mente puede dirigir el proceso, procurando que en cada momento se haga el movimineto justo y en el grado necesario para ir consiguiendo la postura. De este modo vamos reforzando nuestro sistema nervioso y la relación de la mente con el cuerpo físico.

La lentitud en la ejecución está destinada a que la mente tome plena conciencia de lo que está ocurriendo. La mente se siente centrada, viviendo de lleno el ejercicio, lo que supone un adiestramiento muy eficaz para desarrollar la concentración en el momento presente.

Aprendiendo a fluir en la práctica del yoga aprendemso a fluir en nuestra propia vida cotidiana.